
Tipos de dolores musculares y causas
Los dolores musculares, también conocidos como mialgias, son muy frecuentes y causan numerosas visitas al médico, malestar, dificultad de movimiento, cefaleas y bajas laborales o deportivas asociadas. Pueden localizarse en una zona concreta del cuerpo o abarcar grandes grupos musculares, siendo su duración también muy variable.
Al tratarse de tejidos blandos con capacidad de contracción, si la lesión se encuentra en el propio músculo el dolor suele aumentar al movimiento o en posiciones mantenidas. Habitualmente su aparición desaparece a los pocos días y no se considera grave. No obstante, la clínica y el pronóstico que presenta una persona que padece dolores musculares irán directamente relacionadas con el origen de su dolencia, que también puede ser muy diverso. Para determinar la causa, el tipo de afectación muscular y el tratamiento de elección, el profesional deberá realizar una valoración exhaustiva del paciente, apoyándose en ocasiones en herramientas diagnósticas como la ecografía musculoesquelética o la resonancia magnética.
¿Qué puede provocar dolor muscular?
Las causas que pueden desencadenar un dolor muscular son muy variadas, siendo las más habituales:
- Tensión o sobrecarga: una contracción fuerte o mantenida en el tiempo puede provocar calambres, contracturas y dolor. En el síndrome compartimental, la tensión se genera desde la fascia que recubre los músculos y los comprime. A priori se considerará una afectación leve, pero si no se trata adecuadamente y se aborda la causa, puede derivar en una lesión más grave o de peor pronóstico.
- Distensión, desgarro o rotura: llevar al músculo a los límites de su elongación puede alterar la integridad de sus fibras, llegando incluso a romperlas. La gravedad en este caso dependerá su extensión y localización.
- Traumatismos: una contusión directa contra un músculo puede generar una inflamación de los tejidos, llegando incluso a romper sus fibras. Muchas veces lleva asociada la afectación de otras estructuras adyacentes.
- Claudicación: cuando el músculo se queda sin oxígeno ante un requerimiento físico importante puede aparecer dolor y malestar, que desaparece con el descanso.
- Infecciones: como ocurre en los cuadros de gripe, es frecuente sentir dolor muscular generalizado. Los expertos sugieren que esto sucede por el aumento de producción de citoquinas por parte de los glóbulos blancos que están combatiendo la infección.
- Alteraciones de la nocicepción: existen patologías que alteran el umbral del dolor a nivel del sistema nervioso central, y que producen estados de malestar generalizado, como la fibromialgia o el síndrome de fatiga crónica.
- Otras afecciones: como el lupus, el hipotiroidismo, la distonía o la artritis reumatoide entre otras.
¿Qué tipos de dolores musculares existen?
La clasificación dependerá del punto de vista que estemos analizando:
- Duración: agudo o crónico.
- Intensidad: leve, moderado o severo.
- Localización: somático o visceral.
- Amplitud: localizado o generalizado.
- Patogenia: neuropático, nociceptivo o psicógeno.
- Curso: continuo o intermitente.
Existen otras clasificaciones, y normalmente un profesional tendrá en cuenta todas ellas para determinar, según la clínica asociada y el comportamiento del dolor, cuál puede ser el origen del mismo y el tratamiento de elección.
¿Cómo se tratan los dolores musculares?
Debido a la complejidad de los mismos, como ya hemos visto, dependerá de su causa y de su tipo. No obstante, para los tipos de dolores musculares más habituales existen algunas pautas concretas.
- Cuando la musculatura está sobrecargada, contracturada o con excesiva tensión, es recomendable utilizar elementos que aporten calor de acción local. De esta manera conseguiremos relajar las fibras musculares y normalizar el tono.
- Si aparece tras un traumatismo, elongación o disolución de las fibras, en fases agudas es más recomendable utilizar frío para disminuir la inflamación inicial. También son útiles para normalizar el tono muscular, por ejemplo, los masajes con hielo en deportistas, pero esta técnica debe utilizarse de forma adecuada o es posible que acabe aumentando el tono muscular.
- Alternar frío y calor también es una técnica muy utilizada en fisioterapia para combatir la inflamación de tejidos y favorecer la recuperación muscular.
- Los estiramientos y las movilizaciones son muy útiles para disminuir el tono muscular, o preparar al organismo para la actividad.
- La aplicación de cremas, tipo Calmatel pueden ayudar a disminuir el dolor muscular.
- Los tratamientos de fisioterapia abarcan a todos los anteriores, pero además cuenta con diferentes estrategias de abordaje como electroterapia, ultrasonidos, cinesiterapia, masaje, manipulaciones, ejercicio terapéutico, etc.
- La ingesta de determinados medicamentos disminuye el dolor muscular, pero es importante que lo recete o dispense un especialista.
Ante la presencia de dolor muscular muy intenso o de más de 3 días de duración, es primordial acudir al médico o fisioterapeuta, para que valore nuestro caso y nos paute el tratamiento más adecuado.
Paula Aranda – Fisioterapeuta
N.º COLEGIADA 2385
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